martes, 19 de mayo de 2009

Una sábana hecha de firmamento

Ya es de noche. El cielo se pinta claro y despejado, todo de un tono azul oscuro que da paso a las hermosas estrellas que con su luz alumbran el firmamento. A lo lejos, en un apartado rincón, se escucha salir una pequeña melodía arrulladora interpretada por un grillo enamorado que le canta a la luna. Los sueños comienzan a cobrar vida.
“Buenas noches, hijo. Que sueñes con los angelitos.” Los niños comienzan a soñar su cuento favorito, otros empiezan a crear sus propios cuentos. “A la cama, niño, recuerda que mañana tienes que levantarte temprano para ir a la escuela.”
Pero un poco más allá, en medio de aquella hermosa noche, se encuentra otro niño. Este no tiene mamá, ni quien le cuente una historia o le cante una canción de cuna, no tiene una cama donde reposar o una pequeña sábana con la que se pueda cubrir del frío. Este es el niño más querido de las estrellas y el ser infinito esta noche llora por él, y le tendrá como sábana todo un firmamento y su canción de cuna será interpretada por aquel grillo enamorado de la luna.

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