viernes, 12 de junio de 2009

Prologo de junio

En la canción Road House Blues canta Jim Morrison en un verso: “El futuro es incierto y el final esta siempre cerca”. En esta publicación de junio trato sobre esas dos circunstancias que la canción de The Doors relaciona: la incertidumbre y el final, sobre la tentacion del tener que decidir en incertidumbre y el temor que nace de la certeza del final a traves de dos poemas sobre los personajes que en nuestra idiosincracia cristiana representan a la tentación y el final.
Publico estos poemas en detrimento y con el perdon de Baudelaire y The Misfits, que con sus obras inspiraron dichos escritos; el enfoque es distinto pues ellos exhaltan al demonio y la muerte como forma de rebelion, yo escribo estos versos como oraciones de exorcismo para resistir a su tentación.

Letanias de Satán

Oh, Satán, príncipe de las sombras,
gobernante de la oscuridad del corazón;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, que traes tras las alas del mundo
todo el oro, todo el poder y todo el placer;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, que permaneces siempre oculto
y vedas ante los ojos la verdad;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, ladrón del fuego de los cielos,
que truncas con luz la eterna búsqueda;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, que susurras bajo al oído
señalando el tortuoso caminar;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, que embates contra mi carne
cual olas enfurecidas en pleamar;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, que duermes bajo el árbol del saber
maldiciendo frutos antes bendecidos;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, que no prestas nunca atención
al incesante y doloroso ruego;
¡Ten piedad de nosotros!

Tú, ángel caído en eterna rebeldía,
que te divides en contra del Padre;
¡Ten piedad de nosotros!

Oh, Satán, señor de miserias
que reinas por sobre la noche,
escúchanos.
Oh, Hijo nacido de todo mal
y que vienes contra el escogido,
oyenos.
Oh, Espíritu Inmundo, ancestral,
que todo lo atas a la perdición,
ten piedad y misericordia de nosotros.

Perdona, oh príncipe de las tinieblas,
nuestras humanas debilidades
y antes líbranos de tu tentación;
Amen.

Thanatos

Una última caricia,
oh dulce Muerte,
para este minuto final
en que nada importa ya.

Una última caricia
antes de partir
para abrirte los brazos
y recibirte sin temor,
para ofrecerte mi boca
y esperar el frío beso,
oh dulce muerte,
con que digo adiós.